El inglés es mi segundo idioma, y siempre he tenido que programar mi teléfono celular o dispositivo de conexión a la internet para que aprenda a hablar español. Mi carro o automóvil en muchos casos reconoce el Spanglish Boricua que le hemos enseñado para que pueda recitarme los textos e emails de mis parientes y amistades. Mi blog es en inglés porque se me hace mas fácil pensar y redactar en aquella que no es mi lengua materna y ademas me ayuda a practicar la gramática y dicción para poder pasar por un “local”. Hoy me levanté queriendo expresarme en español a pesar de que ya he pasado 10 años de exilio voluntario en la nación de los 50 estados (y varios territorios) y mi opinión no cuenta por ser expatriado.
Me explico. Yo no soy ni de aquí ni de allá. Mi acento es obvio y según me pongo más vieja, más se me nota. Por más que trate nunca lograré ser una de ellos. Me canso rápido después de estar todo el día escuchando y hablando en “gringo” más cuando uso palabras de vocabulario que ni ellos mismos entienden pero que yo se existen. Por ejemplo, una vez cometí el error de usar la palabra “marauder” para describir a las personas que merodean por ahí y la gente en la mesa se echaron a reír porque pensaban que la había utilizado mal. Resulta que yo estaba correcta en escoger esa palabra sobre “stalker” o “looky-loo” y rápido aprendí que es una perdida de tiempo tratar de educarlos. Si algo sé a estas alturas es que es mejor hacerse el chivo loco que confrontarlos. No conocen el idioma que ellos mismos hablan, ¿que suerte voy a tener de que me entiendan a mi?
Con el otro grupo que me pasa lo mismo es con mi propia generación. Aclaro que soy un Millennial, una de la generación de los chamaquitos que se creen hipsters o que el mundo les debe un arsenal de aplausos por ser originales y únicos. Chiquitines, ustedes son el final de una lista larga de personas de provecho y nos están dando mal nombre a los demás por ser tan “mamas boys” y princesitas. Muchos de ustedes se creen la gran cosa porque sus padres se lo inculcaron desde niños y desafortunadamente los maestros no pudieron hacer mucho para contrarrestarlo. ¿Por que lo digo? Porque lo he vivido y recuerdo que eso de ser humilde nunca se lo enseñaban al perdedor; solo se lo enseñaron a los que ganaban mucho, como yo, porque tenían que darle una oportunidad a los demás. Para mi ese fue el principio del final. Nunca lo superé.
Ese es mi mayor problema de vivir en la sociedad moderna. Se que hay otras cosas mas importantes por las cuales preocuparse pero como hijo de privilegio es la única cosa que me agita y me pone “extra tasty crispy”. Gente como yo tuvieron que ceder su gloria y su estatus para que otros tuvieran un chance de sentirse iguales o ganadores. Dejame decirte que no hay nada mejor que la satisfacción de completar una carrera, competencia o “clearear” un obstáculo utilizando solo el esfuerzo y talento que Dios (o tu creencia de preferencia) te otorgó. Lamento mucho que muchos hijos e hijas aprendieron que una cinta de participación era algo a lo que podían aspirar y que nunca les propusieron que trataran de practicar para lograr subir al podio. Cuando mis padres me veían medallas de participación yo me las quitaba o las escondía. Era un premio vergonzoso para mi. Lo importante, me grabaron en la memoria, no es solo participar, es dar tu mejor esfuerzo y ayudar a los demás a dar el suyo. Si te dieron un premio por aparecerte y no contribuir no te hicieron un favor, para nada. Te convirtieron en parte del problema. No hay nada mas decepcionante que darse cuenta que naciste “loser” pero que pudiste haberte superado. Levántate y rompe las cadenas que te atan a la mediocridad y salva a tus hijos de que pasen por lo mismo. Nunca es tarde…
Encima de todo esto vivo “harta de odio” porque fui de los niños que aprendieron temprano que no a todo el mundo Santa les trae un Sega Master System o lo ultimo en la avenida. La vida no es justa, y nunca lo va a ser porque se mide subjetivamente y recae en la opinión popular, la cual en pocas ocasiones comparto. Mucha gente me trató de hacer sentir mal porque mis padres ahorraban para darme lo que me merecía por mis notas y trofeos académicos, lo cual era mi única labor en esta vida: estudiar arduamente para irme a la universidad y forjar mi propio futuro como ciudadano de este planeta. Llegó el punto en el que empecé a pensar que era malo querer aspirar a tener “nice things”, como dice mi hermana, pues siempre habría alguien que se quejaría de mi buena suerte o envidiaría mis pertenencias lo suficiente para robármelas al primer descuido. La cultura de la codicia y la corrupción nunca me llamaron la atención y repudio a todo el que piensa que el que encuentra algo se lo debe quedar.
Por tener que ser “politically correct” y “team player” creé un rencor y resentimiento que a estas alturas no se me ha quitado. Llevo 35 años casi en este paraíso terrenal y todavía no entiendo porque la gente no pueden dejar a los demás vivir en paz. Si no te juzgan, se lamentan al no haber tenido las mismas oportunidades que tu en un tono de voz que suena mas a que desean que te mueras en vez de preguntarte como ellos pueden también lograrlo. En parte por eso he escrito todo lo que he escrito; para comunicar parte de la formula mágica que me hace feliz hasta cuando no parezco serlo. Por eso prefiero jugar video juegos porque en ese mundo todos tenemos que fajarnos para ser ganadores. Cada vez que alguien me critica tengo que morderme la lengua para no bajarle los santos.
Por esa misma linea de pensamiento deseo pedirle disculpas a mis hijos y a los hijos de todos los demás padres de clase media y rica pues si esto sigue como va, solamente los pobres y los desamparados van a poder solicitar para becas y préstamos estudiantiles porque los demás tenemos demasiado privilegio. Creo que se les olvida que hemos perseverado para recoger el fruto de nuestra labor y sudor, no fue que nos regalaron las oportunidades. Eventualmente todo el mundo tendrá el mismo carro, carrera y vida familiar que uno sin tener que dar un tajo. Ya se está empezando a ver en Puerto Rico. Espero que no asuman que esto significa que me molesta que todos tengamos seguro médico, empleo y educación. Para nada. Lo que me hierve la sangre es que me quieran quitar lo mio a través de impuestos y de medidas especiales para darle una oportunidad a otro. Mi familia merece sentirse bien y celebrar que están en las papas. Aprendamos a compartir y a repartir sólo lo nuestro y no lo de los demás. A mi ya se me quitaron las ganas de volver al mundo corporativo y de los negocios por esta ultima razón. Ya me quitan tanto y encima me dan “guilt trip” para que done más de mi tiempo y mi dinero. Entre toda esta caridad forzada, ¿en dónde quedo yo?
Sonara súper egoísta pero es mi realidad. Si todo el mundo quiere vivir y ser mejor, cobrandomelo a mi en carne, me van a terminar convirtiendo en mártir para causas en las que no creo. Mis ganancias pueden aportar a múltiples fondos, pero mi primera prioridad deben ser los míos. Mis abuelos ahorraron y se pagaron sus estudios universitarios y los de mis padres. Mis padres ahorraron para los míos y para los de sus nietos en honor a mis abuelos. Eso significaba que habían días que mami no iba al beauty a peinarse o que mi abuelo bebía de la cerveza mas barata en vez de darse un palo de Black Label. Si mi familia que salio de la misma sínsora y montaña que la de los demás lo pudo hacer, ¿cual es el issue? No me vengan con la cantaleta del color de piel porque en casa nadie es blanquito, ni con el colonialismo. Cierto es que mi abuelo se enlistó en el ejército y mis padres también (tuvieron largas carreras como oficiales), y ese dinero fue el que pagó por todo lo que disfruté en mi infancia. Por mas paz que prediquemos la guerra es parte de nuestro legado “Americano” y mi familia pagó con sangre para que yo pudiera tener un futuro mejor. Entiendo que no todo el mundo puede vivir con esa “perse” pero en casa ese uniforme vale oro, literalmente. Por el lado de mi esposo su papa es doctor y su tío tiene PhD porque su abuelo fue soldado en La Segunda Guerra Mundial y en Corea. Mas vale la maña que la fuerza para superarse.
Estoy en este sofá bien cómoda viendo TV en mi Non-Smart 60” LED Samsung porque los sacrificios de mi familia de origen no fueron tomados en vano. Ahorré mientras generaba dinero, invertí cuando era conveniente, me eduqué fiscal y socialmente para eventualidades como esta. Tengo el mismo contrato de ATT con internet que el que vive en el barrio o en el proyecto de Plan 8, pero cuento con un diploma de Bachiller y otro de Maestría que muchos seres humanos nunca van a aspirar a tener. Tristemente hay muchos que aspiran a tenerlo y no hay oportunidad que se les presente por su cultura o religión. ¿Ven el problema? Aquí nadie aspira a fajarse por lo suyo; todo el mundo aspira a pegarse en la lotto o en que otro lo mantenga.
El punto de vivir en familia y casarse es lo mas cercano a esa combinación, pero como requiere compromiso y entrega no muchos se van por ese lado. Meter mano y preñarse de cualquiera es mas fácil que aguantarse y esperar a graduarse de algo para independizarse. Con los cupones y la reforma la gente resuelven sus problemas financieros a las millas de chaflán. El que le caiga el sayo que se lo ponga. Tu tomaste tu decisión y yo la mía. Después de que no atentes contra mi calidad de vida, haz lo que te da la gana y lo que te haga dormir mejor por las noches. Eso es todo lo que pido: Valora tu vida y la de los demás. Envidia menos y emula las cosas buenas que ves en los demás.
Hay quien va a leer este “rant” y no va a creer que pienso de esta manera a pesar de que he sido muy vocal al expresarme sobre las injusticias que he presenciado. Doy charlas de cultura, soy mentora de estudiantes menos privilegiados, atiendo al que me pide una ayudita para salir del hoyo, reciclo, soy buena persona y con todo y eso estoy en contra de perder lo que tengo para que todos estemos bien. Tiene que haber un happy medium donde los demás no quedan mejor que yo sin dar nada a cambio. No podré adoptar a la humanidad ni convencer a los militantes religiosos que dejen de atacar cristianos pero se que puedo, dando el ejemplo y discutiendo los temas, hacer el mundo un lugar mejor para vivir. Sonreiré al extraño y le daré la mano al desamparado sabiendo que es lo correcto, pero que mas correcto aun es cambiar la política y la manera de pensar que perpetúan el problema. Votaré en las urnas para asegurarme que los mejores candidatos entran al poder y de no ser así, buscare a quien pueda ser mejor candidato.
Mientras tanto, seguiré solicitando (no aplicando BTW) a plazas de empleo y continuaré escribiendo sobre lo que veo, hago y aspiro para ver si continuo inspirando a presentes y futuras generaciones. Buscaré a las verdaderas personas únicas y “awesome” que pelean por la igualdad y la equidad de los seres humanos y les proveeré mi apoyo en todo cuanto pueda y entienda es necesario. Mientras el cambio y la vida progresen estaré dispuesta a seguir aprendiendo sobre mi archi-enemiga, la ignorancia, encontrando maneras de combatirla. Espero me acompañen en esta misión, y que cuestionen aquello que no les sienta o parezca bien, incluyéndome a mi. Necesitamos mas personas dispuestas a salir de la rutina y a no subyugarse.
¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!
La Señora Ingenerd