Tres semanas y 12 años atrás, tomé mi último examen de ingeniería mecánica y me gradué de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. A diferencia de muchos no tenía un trabajo fijo y mi internado no resultó en oferta permanente ya que no había cupo. Despues de 9/11 las oportunidades en la industria disminuyeron y muchas compañías estaban recuperándose de la debacle financiera que causó el susodicho. Tan pronto obtuviera empleo me iría a dónde estuvieran las oportunidades aunque fuera lejos de la isla.
En diciembre de ese mismo año me extendieron oferta en una compañía de productos aéreos comerciales y partí hacia extraña nación pues lo quiso el destino. A diferencia de la canción de donde saqué ese verso, mi intención nunca fue volver o extrañar al San Juan que yo amé, pedacito del alma. Agarré a mi novio, ahora esposo, y nos montamos en un Boeing 767 rumbo a EEUU. No me arrepiento de haberme ido, pero tampoco quiero que piensen que me tienen q coger pena porque tomé esa decisión. Siempre me decían que si era estadista mejor era escoger un estado e irme a vivir para allá que contar con que Puerto Rico fuera aceptado a la unión y dado los mismos privilegios que los gringos. Para ser ciudadano de segunda clase en mi propia patria mejor era mudarme.
Efectivamente, hacer mi vida en USA fue la mejor decisión que hemos tomado. A pesar del “crash” económico del 2008 hemos sobrevivido de lo más bien, peogresando social y profesionalmente. El sueldaso y responsabilidad que tengo acá como ingeniero profesional, sin colegiatura, es envidiable. En Puerto Rico jamás hubiese ganado tanto con sobre una década de experiencia. Hasta mis amigos que solicitaron a Lufthansa Tecknik me dicen que el salario es mísero mas si vives y ya trabajas en la isla. Los “Americanos” decidieron que como criaturas inferiores nos pagarían menos a los empleados isleños en industrias USA localizadas en el país. Trabajar por paga de “indentured servant” se trasladó de la hacienda a la manufactura. A duras penas da para vivir bien y los beneficios son nulos. Acá los beneficios son mucho mejores a la larga, pero dependen de que uno los maneje bien o igual terminas sin pensión y retiro al terminar tus 42 años plus de carrera o jornada.
Justo después de que nos mudamos empezaron a cerrar fábricas y firmas de diseño en la isla. Recuerdo que Infotech me ofreció 28 mil dólares por trabajar en Isabela como diseñador lo cual comparado con los 55 mil que me ofrecieron “acá” era humillante. Según ellos no mereciamos mas paga o beneficios de salud y educación porque no nos hacían falta. Jóvenes al fin y desesperados por trabajar y quedarse en la isla, muchos tomaron la plaza que dejé pasar. Curiosamente par de años después conocí a muchos de los que allí trabajaron, ahora parte de mi compañía de diseño aca en EEUU. Tan pronto las cosas se pusieron color de hormiga brava arrancaron. Una generación entera se tuvo que ir porque no les enseñaron a crear su propia industria o sus propios sueños. Culturalmente se predica que ayudes a los “másters” a construir los suyos, no a que te superes y te conviertas en CEO de tu propio negocio. La mente colonizada y conquistada fue algo que aprendí a notar y discernir después de “exiliada”.
No pienso volver. No me interesa. Soy de los Boricuas que nunca vio futuro en el “workforce” moderado por managers Estadounidenses. No quería ni quiero trabajar por menos ni jefes que me hicieran sentir inferior por mi herencia cultural. Acá vivimos como dioses, como iguales en el estado que escogimos. Mis futuros hijos tendrán chance de ser líderes políticos y hasta ser presidente. Para nosotros, la mudanza fue un upgrade a la calidad de vida porque nos escapamos del ambiente del baile, botella, chisme y baraja. No me conviene volver a luchar por un mejor Puerto Rico porque perderíamos más de lo que ganaríamos. La triste realidad. Más aún, me reuso a volver como capataz a latigar a mi propia gente. No hay cosa que detesto mas que un “pitiyanki”. Por lo menos viviendo acá nos removimos como obstáculos y promovemos lo nuestro, siendo ejemplo del Boricua trabajador y bueno, rompiendo con los estereotipos del cine y del Nuyorican busca bullas.
Moriré lejos del palmar y de las garitas del Morro pero no quiero que me tomen pena pues fue mi decisión largarme a temprana edad y no por consecuencia o víctima de la debacle que hizo el gobierno después de que vencieran las 936 y el revulú que va a causar la Junta Fiscal próximamente. Quizás los demás no entiendan mis ganas de representar de lejitos a la cultura que me crió pero como tercera generación “college grad” y criada con la cultura popular de USA, era una excepción a la regla desde el día que nací. Al final del día seguiré luchando para representar a la Isla del Encanto con la esperanza de que mi ejemplo y dedicación le abran las puertas a los que decidan seguir nuestros pasos. No juzgo al que se va o se queda pero solo se que juntos lograremos mover a nuestro terruño hacia el siglo 21. “Suggestions are welcomed.”